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Carta del
Presidente

HERNÁN RODRÍGUEZ W.
Presidente Colbún S.A

La Compañía enfrentó esta pandemia con dos premisas fundamentales: resguardar la salud de trabajadores y contratistas; y asegurar la continuidad y seguridad del suministro eléctrico."

En representación del Directorio, quisiera compartir con ustedes la Memoria Integrada 2020 de la Compañía, que da cuenta de gestión de la Compañía durante el año pasado, con una mirada integral de lo que en Colbún consideramos es la sostenibilidad: no se trata de una parte del negocio, sino que ES el negocio, y por tanto este documento recoge la gestión económica, ambiental, social y de gobierno corporativo de la empresa, enmarcada en el desarrollo de nuestro plan estratégico.

Colbún y el Coronavirus

En el contexto complejo que hoy enfrenta el mundo y Chile, el 2020 será recordado como el año del Coronavirus, y el desafío global de impulsar una reactivación de manera sostenible. La aparición y rápida propagación del Covid-19 marcó por cierto nuestra gestión en Colbún, donde la Compañía enfrentó esta pandemia con dos premisas fundamentales: resguardar la salud de trabajadores y contratistas; y asegurar la continuidad y seguridad del suministro eléctrico. Ambos focos se sumaron al impulso que seguimos dando a nuestra cartera de proyectos en energías renovables.

Trabajadores y contratistas: Algunas de las medidas a nivel interno que quisiera destacar han sido la muy temprana adopción del teletrabajo en todos los cargos donde fue posible hacerlo; la realización de campañas de autocuidado; la elaboración de protocolos ante contactos directos y contagios confirmados de la enfermedad; la segmentación y separación de equipos cuando no fue posible el trabajo a distancia (principalmente en las centrales); el resguardo en lugares de alimentación; los traslados especiales desde y hacia los domicilios particulares, y la creación de espacios virtuales que permitieran a nuestros trabajadores expresar sus dudas y temores, entre muchas otras.

A nivel operativo, se aseguró la provisión de insumos necesarios para el correcto funcionamiento de todas las centrales, algo no menor debido las disrupciones en las cadenas logísticas que creó la pandemia, y se aplazaron los mantenimientos que no ponían en riesgo la continuidad operacional e integridad de las unidades de generación.

Este fue, sin duda, un proceso de aprendizaje, imperfecto al inicio, y donde fuimos paulatina, pero sostenidamente adoptando mejores prácticas, como posiblemente le ocurrió al mundo entero. En esto, nadie estaba preparado. Pero creo relevante mencionar aquí que el resultado de este esfuerzo no fue en vano: a nivel de trabajadores de Colbún logramos mitigar de manera relevante los contagios producidos dentro de las oficinas y faenas de trabajo. En la perspectiva de lo desafiante e incierto que fue el año 2020, quisiera reconocer y agradecer la flexibilidad y capacidad de adaptación de nuestra gente en este nuevo escenario, lo que hizo posible mantener sin contratiempos la continuidad operacional y un suministro seguro de energía eléctrica.

Proveedores: Respecto de nuestros proveedores, a fines del 2019 ya habíamos bajado los tiempos de pago a 15 días desde la emisión de la factura, plazo que a partir de abril 2020 fue reducido a 7 días hábiles, con el objetivo de contribuir a alivianar los problemas de liquidez que para muchas pymes estaba significando la pandemia.

Clientes: Por el lado de nuestros clientes -medianas y grandes empresas-, no solo intensificamos los canales de comunicación para mantenerlos informados respecto de las medidas adoptadas para asegurar la continuidad de su suministro, sino que abrimos espacios de conversación para evaluar de qué modo diseñar -según el mérito y circunstancias particulares de cada uno de ellosmecanismos de pago a plazo adecuado a sus necesidades.

Comunidades: A nivel comunitario, y bajo la consigna “Compartamos nuestra mejor energía”, Colbún desplegó una serie de iniciativas y programas en las 20 comunas donde estamos presentes, con cuatro focos prioritarios: 1) apoyo con implementos sanitarios a las comunidades y personal de salud local; 2) apoyo a los adultos mayores, a través de la entrega de más de 700 mil elementos sanitarios a los centros de acogida del Hogar de Cristo; 3) campaña de entrega de alimentos de manera colaborativa con juntas de vecinos y municipios, y; 4) apoyo al emprendimiento local, incluyendo la creación de una plataforma de e-commerce gratuita, acceso a fondos concursables y la entrega de herramientas digitales a través del Centro de Emprendimiento Colbún, entre otras medidas. Este último foco es uno sobre el que seguiremos poniendo énfasis en 2021, en el convencimiento de que necesitamos apoyar la reactivación sostenible de las comunidades una vez controlada la pandemia.

El gran aprendizaje de la pandemia

Sabemos que nuestro aporte fue uno entre los muchos esfuerzos que debieron hacer el país, las personas y las empresas en el contexto de los enormes costos que significó el Covid en términos salud e ingresos. Pero quisiera rescatar aquí un aspecto de la dinámica vivida el año pasado que va más allá de los aportes monetarios que hicimos: cuando existe una causa común, resulta casi lógico e intuitivo que el sector público, las empresas y las organizaciones de la sociedad civil nos articulemos para trabajar de forma colaborativa. Lamentablemente, este gran aprendizaje suele perderse en el medio del clima enrarecido que a veces se respira en nuestro país, donde los problemas y desafíos reales de nuestra población suelen abordarse desde la óptica de la desconfianza y las etiquetas e ideas preconcebidas, que solo derivan en un juego de suma cero.

En este sentido, para nosotros, pese a todo lo disruptivo que ha sido esta pandemia, fue también una oportunidad para conectar y empatizar --desde otra mirada, de la urgencia de proteger la vida-- con territorios que conocemos largamente, y aportar con nuestras capacidades de logística y organización para paliar los complejos impactos de esta crisis. Esto pone en evidencia que las empresas, sobretodo las grandes empresas, tenemos un rol público relevante que cumplir.

Cuando existe una causa común, resulta casi lógico e intuitivo que el sector público, las empresas y las organizaciones de la sociedad civil nos articulemos para trabajar de forma colaborativa."

Resultados económicos y Agenda Estratégica

En el ámbito económico, el Coronavirus también afectó la demanda eléctrica, que terminó el año con casi un nulo crecimiento. Pese a este difícil escenario, Colbún cerró el ejercicio con un desempeño operacional en línea con lo presupuestado, logrando un EBITDA de US$682,5 millones, cifra 2% inferior a la de 2019. Mayores ventas de energía a clientes libres, que compensaron una caída de ingresos de clientes regulados y menores gastos por compras de gas, explican este resultado operacional.

Quisiera aquí resaltar la estabilidad que se aprecia en nuestra gestión económica de los últimos años, pese a los importantes efectos de la sequía que arrastra el país y el desafiante contexto competitivo de esta industria. Este buen desempeño, sin embargo, no es un obstáculo para estar conscientes que en los próximos años deberemos redoblar nuestros esfuerzos para mantener la confianza que nuestros accionistas han depositado en este Directorio y su administración.

En 2020 la industria energética siguió avanzando por el camino de transformaciones, caracterizada por una baja de los costos de desarrollo de la energía solar y eólica, tecnologías que hoy dominan la construcción de nuevas centrales; menores barreras de entrada al ingreso de nuevos actores; mayor atomización de las fuentes de generación; un impacto relevante de las innovaciones en el negocio, y una mayor dinámica competitiva.

En ese contexto, Colbún ha seguido avanzando en su Agenda Estratégica, profundizando un camino de transformaciones relevantes que la Compañía inició cuatro años atrás. Al respecto, quisiera enfocarme en dos pilares de dicha agenda. El primero, se vincula a nuestra visión comercial: lo que vemos hoy son clientes más empoderados, que privilegian las energías sin emisiones, que junto con demandar energía quieren productos y servicios para hacer un uso eficiente de la misma, y que buscan una experiencia personalizada con transacciones simples a través de canales digitales.

Para responder a esas preferencias, el año 2016 la Compañía decidió poner énfasis en una nueva visión comercial del negocio con foco en los llamados clientes libres. Son medianos y grandes consumidores de diversos sectores, a los cuales el marco regulatorio permite elegir libremente su suministrador de energía. Este foco nos ha llevado convertirnos en una empresa de productos y servicios que pone al cliente en el centro de su modelo de negocios, brindándoles energía segura, competitiva y sostenible, a través de una propuesta de valor que se complementa con soluciones energéticas integrales.

Para responder en parte a este desafío, en septiembre de 2020 concretamos la compra de Efizity, la principal firma de soluciones energéticas del mercado nacional, con el propósito de potenciar la propuesta de valor hacia nuestros clientes. Fue posiblemente el hito más visible del año en esta área, pero no el único: se implementó una nueva plataforma virtual de atención de clientes; concretamos la renovación de contratos con compañías relevantes, como Walmart, Sonda, Grupo Camanchaca y Concha y Toro; y avanzamos en proyectos de electromovilidad para nuestros clientes, entre otras innovaciones.

Crecimiento renovable y huella ambiental

En el contexto de los desafíos derivados del cambio climático, otro pilar de la Agenda Estratégica de Colbún es su hoja de ruta de proyectos de energía renovable. El despliegue de nuestra cartera renovable nos permitirá reducir en cerca de un 40% aproximadamente nuestro factor de emisiones al 2030, contribuyendo a las metas nacionales de reducción.

En junio el Directorio aprobó los recursos financieros para iniciar la construcción de los parques solares Diego de Almagro Sur (230 MW) y Machicura (9 MW) en la última parte del año. En diciembre, además, se logró la aprobación ambiental del parque solar Intipacha (486 MW en una primera etapa), y se avanzó en la evaluación ambiental del proyecto eólico Horizonte (607 MW), cuya construcción esperamos iniciar en 2021. En total, Colbún tiene cinco proyectos renovables en estado avanzando de desarrollo -dos en construcción, uno aprobado ambientalmente y dos en evaluación-, que suman cerca de 1.800 MW.

Esta trayectoria, además, es consistente con un plan de trabajo que estamos desarrollando para profundizar aun más la gestión de nuestra huella ambiental, y que ha significado establecer metas, indicadores y proyectos adicionales asociadas a su gestión: huella hídrica, donde nos hemos fijado la meta de reducir la intensidad de uso de agua dulce por unidad de energía generada en un 40% al 2025 y 45% al 2030; la huella de carbono, donde el objetivo es bajar el facto de emisiones netas en 30% al 2025 y 40% al 2030; y la huella de residuos, donde aspiramos a alcanzar un 98% de valorización de cenizas al 2025, que representa el 99% de nuestros residuos.

En nuestra perspectiva esperamos que la nueva Constitución reconozca la importancia de promover un marco institucional que aliente la inversión privada, construyendo consensos básicos que permitan sentar las bases de un nuevo ciclo de progreso y avance para el país."

Desafíos regulatorios y momento constituyente

La rápida evolución que está teniendo el mercado eléctrico requiere una normativa que fomente su desarrollo sin distorsiones. En esa perspectiva, es importante disponer de una regulación que entregue reglas claras y transparentes que consoliden la confianza de los agentes del sector, donde los proyectos de inversión enfrenten plazos y criterios previsibles, y en donde los cambios regulatorios se hagan considerando las complejidades del sistema eléctrico y manteniendo los incentivos adecuados para la inversión. En esa perspectiva, creemos relevante que se preserven los principios que han permitido el desarrollo de esta industria, evitando la tendencia a promover políticas públicas sin el adecuado diseño y respaldo técnico, y que en el mediano y largo plazo terminen creando situaciones de desborde que se hagan inmanejables. Basta recordar el caso de California, que en agosto del año pasado debió enfrentar racionamientos porque no logró cubrir el peak de su demanda con generación renovable, debido al retiro anticipado de la capacidad convencional de respaldo.

Bajo esta mirada, una de las materias donde esperamos una pronta definición es en la creación de un marco regulatorio que permita incorporar los criterios de flexibilidad que requiere actualmente el sistema eléctrico ante los desafíos que impone la intermitencia de las energías renovables de fuente variable. La penetración de estas fuentes de energías ha sido mucho más rápida de lo previsto, y observamos con cierta preocupación que nuestro marco normativo se esté quedando atrás, sin generar los incentivos necesarios para que el sector privado impulse las inversiones necesarias para gestionar mejor dicha intermitencia.

Otro desafío regulatorio dice relación con el ámbito de la distribución eléctrica. Los cambios tecnológicos, las mayores exigencias de calidad de servicios y el fomento de una mayor competencia hacen necesario una modernización del marco que rige el negocio de la distribución eléctrica. Para hacerse cargo de parte de este desafío, en 2020 el Ejecutivo envió el proyecto de portabilidad eléctrica al Congreso, que esperamos se haga cargo de reducir las asimetrías de información que fomenten una competencia justa. Estas distorsiones adquieren mayor peso aun cuando observamos un proceso de consolidación del sector de distribución que se ha traducido en una mayor concentración de esta industria.

Finalmente, quisiera dedicar unas palabras a los desafíos institucionales que enfrentará nuestro país este y el año entrante, cristalizados en el próximo debate constitucional y que tendrá una influencia relevante en el país que construyamos en el largo plazo. Primero, creemos muy relevante la forma como el país lleve adelante el proceso constituyente y cómo se canalicen adecuadamente y de forma realista las expectativas de la población. Esperamos que se impulse un debate constructivo, sin etiquetas, sin juicios anticipados o que solo busquen anular al que piensa distinto. El cuidado por las formas tiene también que ver con el rol de la violencia, donde observamos con preocupación que ésta se asienta como una herramienta justificada para resolver diferencias.

En cuanto a los contenidos y el fondo de la discusión que enfrentaremos, en nuestra perspectiva esperamos que la nueva Constitución reconozca la importancia de promover un marco institucional que aliente la inversión privada, construyendo consensos básicos que permitan sentar las bases de un nuevo ciclo de progreso y avance para el país.

Al concluir estas palabras, espero que la lectura de esta Memoria Integrada 2020 -que fue elaborada y verificada de acuerdo al estándar del Global Reporting Iniciative (GRI) y en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los principios propuestos por el World Economic Forum, los Principios de Pacto Global de Naciones Unidas y la Norma de Carácter General 386 de la Comisión del Mercado Financieropermita una adecuada comprensión de la gestión de la Compañía durante el año pasado y los avances y desafíos que enfrentamos.

Muchas gracias

HERNÁN RODRÍGUEZ W.
Presidente Colbún S.A

14 de Abril de 2021